Publicada el 01 febrero 2023.
Cuatro adolescentes y un director de cine recorren nuestro entorno preguntándose por una de esos momentos de nuestra historia de la que apenas se habla aún hoy, casi un siglo después, en nuestros centros educativos, la Guerra Civil. Sus reflexiones, investigaciones y vivencias se convirtieron, casi tres años después en Un cielo impasible, una película documental que ya puede verse en cines y en la que participan cuatro adolescentes de la Sierra Oeste de Madrid. David Varela, el director que decidió poner en marcha este proyecto, se reúne con otras tres adolescentes residentes en la comarca: Lizzel, de Villamanta; Miriam, de Colmenar del Arroyo; y Bohdana, de Navas del Rey (aunque es refugiada ucraniana), para conversar sobre una película que pretende generar preguntas, incertidumbres y reflexiones acerca de una de las partes más dolorosas de nuestra historia como país.
¿Una película para que la Guerra Civil llegue más y más fácilmente a las aulas de secundaria?
Esa es una de las ideas fundamentales, uno de los pilares, poner un granito de arena para intentar que ese estudio de la Memoria Histórica, de la Memoria Democrática de nuestro país, llegue realmente como tiene que llegar a las aulas. Es algo que, legalmente, debería suceder, pero que no siempre sucede o no lo hace de la forma adecuada, por diversas causas de las que podríamos hablar en otro momento.
¿Has tenido que estudiar mucho sobre esta guerra para poder hacer esta película?
Ya sabía lo que había pasado en la guerra, conocía los datos, la había estudiado más o menos por encima, porque en mi época tampoco se estudiaba mucho la Guerra Civil, pero es cierto que de la batalla de Brunete, que es en la que se basa principalmente la película, sí que desconocía los detalles. Tenía la idea genérica de lo que había sucedido pero tuve que investigar mucho, tuvimos que investigar mucho todos los participantes de la película, tuvimos que leer muchos libros, hacer muchas conversaciones conjuntas, ver películas… hacer un análisis muy profundo para poder hacer una película como esta. Fue un trabajo que realizamos previamente a la grabación, pero también durante el tiempo que estuvimos grabando.
¿Antes de hacer la película tenías una idea de para qué podría servir?
Más que idea… cuando haces una película, y más cuando haces una película documental como es esta, lo que buscas es tener un cierto impacto y llegar a la sociedad y que lo que tú cuentas tenga la posibilidad de ser investigado, de ser pensado, de ser conversado por la gente que ve la película. Nuestra idea fundamental era, con la excusa de la batalla de Brunete, intentar averiguar cómo se estudia la Guerra Civil y la Memoria Histórica de nuestro país en las escuelas, ese era el punto de partida. Vamos a ver qué ocurrió durante ese momento en esta zona, vamos a hablarlo con la gente de aquí y, a partir de ahí, vamos a ver la forma de intentar acercarnos a cómo esa parte de nuestra historia se estudia dentro de las aulas.
¿Cuándo tuviste la idea de hacer esta película?
Hay gente a la que le vienen las ideas de las películas a través de historias que leen, de personas que conocen, sobre todo en el cine documental. Mucho cine documental viene de que conoces una historia, alguien te la cuenta, la lees en un periódico o conoces a una persona que te cuenta su propia historia y decides hacer un retrato sobre esa persona, o encuentras un lugar y quieres contar la historia de ese lugar. En mi caso yo trabajo más por imágenes y, a partir de una imagen muy concreta que yo tuve un día fue como nació la idea de hacer la película. Yo pasaba junto al fortín que hay a la salida de Colmenar del Arroyo en dirección a Navalagamella todos los días, porque me fui a vivir a la urbanización Vallle del Sol y lo veía cada día al pasar con mi coche, pero no sabía lo que era, sabía que era algo de la guerra, pero poco más. Un día decidí pararme y entrar. Me di cuenta de que un lugar que estaba tan cerca de mi casa necesitaba ser contado, porque si yo, que me interesa la historia y me interesa nuestra historia, no sabía bien qué era aquel lugar que estaba tan cerca de mi casa, quería averiguar qué opinaban las personas de alrededor acerca de esos lugares. Así que fue esa imagen, la de ese “fortín” la que me hizo querer contar la historia.
Las reflexiones y conclusiones que hacen las chicas y el chico en la peli, ¿las hicieron ellos realmente o formaban parte de un guion previo?
Totalmente de ellos y eso es esencial en el cine documental, basarte en una realidad que pueda ser contada posteriormente. La película duró mucho tiempo de investigación y de rodaje, entre el año y el año y medio, en periodos alternos. Podríamos decir que hasta que se ha estrenado estuvimos trabajando en ella casi tres años. Los adolescentes trabajaron durante muchos meses seguidos delante y detrás de la cámara. Y todo lo que dicen, piensan y debaten es real. De hecho, a veces pasaban muchos meses entre unas de esas conversaciones y otras, para que pudiesen reflexionar y volver a opinar incluso sobre sí mismos.
¿Para quién va dirigida la película, para los adolescentes que no conocen los hechos del pasado o para los adultos que no los entienden?
Creo que puede valer para cualquier persona. Para los adolescentes puede servir para pensar, para verse reflejados y que sea una especie de espejo en el que ellos puedan entender cuáles son los problemas que a nivel educativo tenemos hoy con la historia y con la Memoria Democrática; pero también sirve para los adultos, para los profesores, para los expertos en educación, para los propios políticos… La película se estrena ahora a nivel comercial pero ya lleva un año recorriendo festivales de cine y hemos tenido muchas conversaciones con gente joven y los debates que se producían después eran muy interesantes, porque nos permitían cuestionarnos cómo se imparte la Memoria Histórica y la historia moderna de nuestro país en muchos centros.
Un cielo impasible se ha proyectado en Cineteca Madrid y en algunos cines de otras provincias. El próximo sábado 4 de febrero se realizará un pase en el Auditorio Municipal de Chapinería, aunque es más que probable que pronto llegue también a otros cines, centros culturales y auditorios de nuestra comarca y, ojalá, pueda proyectarse en Brunete, que es la localidad que, de alguna manera, puebla todo lo que se cuenta durante la cinta.
Javier Fernández Jiménez.
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